Ay Qué Meyo me Dió!

Una de mis labores en mi trabajo es visitar los clientes a sus casas. Desgraciadamente, como se podrán imaginar, la mayoría son gente de escasos recursos y algunos viven en zonas no muy agradables y hasta consideradas peligrosas. Hay un complejo de apartamentos en cierta área que se considera peligrosa y si tenemos que visitar a un cliente, vamos acompañadas y vamos antes de las 10:00 A.M., cuando supuestamente la mayoría de los residentes en esos edificios están todavían están durmiendo.

Ayer, una de las enfermeras de la única oficina Pediátrica que tenemos en este pueblo, me pidió que fuera a visitar a una familia. Esta familia había estado en la mañana ahí porque uno de los niños, creo yo, tenía algo en el ojo, la enfermera no entró en detalles ni yo tampoco pregunté; le habían dicho a la mamá de este niño que se fuera directo a la oficina del oftalmólogo, pero no fué. Mi misión era ir a investigar porque no había seguido las instrucciones del pediatra y ver en que la podía ayudar. La enfermera me dijo que el pediatra quería reportar a esta familia ante el Departamento de Protección al menor, pero ella lo convenció de darle a esta mamá una oportunidad.

Bueno, yo tenía una dirección en mi data base diferente a la del doctor, pero decidí ir a las dos. La primera dirección estaba en un barrio tranquilo, pero la casa se veía desocupada, entonces decidí ir a la segunda, donde supuestamente también era un zona tranquila.

Cuando llegué a la segunda dirección, ay, me quedé un rato pensando que hacer, si entrar o no al edificio, como dije la zona era tranquila, pero el edificio no se veía my seguro y además recordaba yo ver anteriormente en ese edificio varios hombres en la puerta. Aquí en el trabajo siempre nos han dicho que confiemos en nuestro instinto; y si, mi instinto me decía que no entrara, pero mi lealtad al trabajo (ay, quema mucho el sol, verdad?) me decía que entrara puesto que se trataba de la salud de un niño. Total que decidí entrar, pero la puerta de enfrente estaba cerrada con llave, entonces tuve que ir alrededor del edificio para entrar por la puerta de atrás y ahí estaban dos hombres, parados en una ventana sin vidrios. La puerta trasera no estaba cerrada, pero no tenía manija, la abrí como pude, la entrada estaba llena de basura y deshechos de perro.
Yo dentro de mí pensaba "A ver a que horas estos dos me asaltan".
Busque el departamento que estaba en el tercer piso. No sé que habían hecho ahí en ese pasillo porque al entrar mi garganta me empezo a picar y yo empezé a toser incontrolablemente, mientras tocaba la puerta y duras penas pude preguntar por la mamá del niño, pero el teen que abrió la puerta me dijo que ella no vivía ahí y que no la conocía, ay que la chi...na poblana. El teen también empezó a toser y me cerró la puerta en la cara y yo salí de ahí corriendo, patitas pa' que las quiero.

Esto es lo único que no me gusta de mí trabajo, pero como ustedes ya saben, tal vez ya no lo tenga a fines de este mes, pero me queda la satisfacción de saber que tal vez hice una diferencia en la vida de alguién.